Rodri y las bolas

Todo empezó mal por la mañana llegando media hora tarde porque la hora de la citación no era la hora de la citación, había una nota abajo, en letra pequeña, que decía que era una hora antes. Lo peor es que todos la leyeron excepto yo. Ya es la segunda vez que quedo como un idiota porque leo mal la orden. Afortunadamente intento ser precavido y llegar pronto, asi que sólo perdí media hora de lectura técnica. Eso debo agradecérselo básicamente a mi ayudante de dirección, al que mataré hoy, o mañana, a más tardar. Además le voy a matar con la escopeta de bolas. Ayer le disparamos con la escopeta a Paúl por accidente. Paúl es el chico del combo. El caso es que Paul recibió un bolazo de chispa de plástico. Además del daño que te produce, quema. Así que tenía una herida del quince, inflamada y tumefacta. Eso es lo que me gustaría provocarle a Rodri por todo el cuerpo. Veinte personas lanzándole bolas hasta derribarlo. No se salvaría ni aunque viniese su padre. Es más, mataría dos pájaros de un tiro, le derribaría a él también. Y la humanidad se quedaría sin dos Gracias. Menuda gracia. Pero necesitaré tiempo para prepararlo, porque en el fusilamiento incluiré a dos o tres personas más a las que les tengo ganas. Mientras, Paúl ha recibido un bolazo, y no se quejó ni una pizca. Es que es de Barakaldo. Gran tipo, Paúl. En la foto le vemos con la adorable Usu, compañera de mil aventuras, de mi espléndido, intachable, e irreprochable equipo de cámara.