Derrame cerebral

Ayer rodamos una secuencia que me hizo sudar tinta, porque teníamos que resolverla en tres horas máximo, y se convirtió en un puzzle inextricable, como rodar una carrera de sacos en un dibujo de Escher. Teníamos once personas en plano, con el inconveniente de tener dos de ellas repetidas, es decir, que dos actores estaban dos veces. Los de efectos, que son personas atareadísimas y con gran estrés emocional, no permiten cruces sobre sobre una imagen compuesta, porque complica mucho las cosas. No es que no quieran, quieren, pero no están a favor, que es lo mismo que decir que no, pero peor y más cansino, porque tienes que hacerlo tú. Así que teníamos que ingeniárnoslas para que se respetasen los espacios de los actores repetidos, y a la vez rodar los cinco folios de la secuencia. Ayer rodamos, según, Dany, once folios. nuestro récord es catorce. En una película el ritmo habitual es de tres. Rodando en cine y en condiciones semejantes, se genera una diferencia de objetivos considerable, que me hace sangrar por las orejas. Aún así, cumplimos plan, y hoy, si Dios quiere, terminaremos el capítulo.