
Que sepáis que el otro día día fue el cumpleaños de Jon, del equipo de cámara. Aquí le vemos en posición mítica. Su cumpleaños fue estupendo, y hubo regalos.
Llevo una hora levantado en pelotas por casa, pero Dios es bueno y nadie tiene que sufrir esta horrenda visión. Estoy sólo. Ayer tampoco nadie me vió llegar, porque terminamos a la una.
Efectivamente, como comenta Jas, ayer por la mañana vino un archimago, un Hermeneuta de los Grandes Arcanos, un empleado de Mac Digital y arregló el servidor, con lo que los ordenadores pudieron funcionar. No así mi portátill, que tiene jodido el disco duro y precisa de uno nuevo. No es la primera vez. Dios aprieta con todas sus fuerzas mientras le rechinan los dientes, pero no ahoga.
Ayer rodamos tranquilos por la mañana, y adelantamos trabajo. Pero por la tarde volvió a ocurrir eso que me da tanto miedo, a saber, una cierta alteración psicológica, un leve movimiento en la posición de los electrones que forman mis redes neuronales, un cambio en mi alterada psique que, en pocas palabras, me produce una leve distracción: pierdo el control un instante y me cuelan algo, un pequeño detalle insignificante que no me gusta, una tontería, algo nimio en el interior de un plano, pero me altera, me saca de quicio y me cambia el humor. Como si depositasen el famoso guisante bajo los siete colchones, algo me incomoda, y la tarde se vuelve árida y cuesta arriba, hasta tal punto de perder lo que había ganado por la mañana. Al final del día, al igual que una extenuada ave fénix de cientos de kilos, remonto y acabo la secuencia con cierta dignidad. Soy Nerón haciendo gimnasia rítmica mientras arde Roma, soy uno los hipopótamos de Fantasía.
Sin embargo, la presión psíquica persiste. Como una magdalena en el café, absorbo cualquier cambio en la Fuerza, todo me altera, me excita o me descentra, como un loco, un perturbado que está a punto de quemar la casa si no le dices buenos días, o un Lecter que disimula con sus buenos modales una ansiedad incotenible por digerir tu deliciosa cara de pan.
Hoy viene Televisión Española a ver el primer episodio. Jas se ha quedado toda la noche insertando los planos de los monitores, Natalia tenía que colocar los nuevos planos en la imagen etalonada y Manuel se quedó terminando los rótulos de la cabecera. Charly y yo terminamos el sonido y todo estará a punto si esta mañana nos llega el logo de Martin y hay tiempo de ponerlo todo junto. Llevamos un mes con este episodio y hay que entregar uno a la semana. No quiero sacar conclusiones precipitadas.
Una buena noticia: Villén ha salido del quirófano y está estupendamente, catéters a parte. Te queremos.